Podríamos describir que esta canción se siente como una despedida que nunca pudimos decir en voz alta. Es una sombría y atrapante pieza de indie rock, en donde Brighton nos lleva de la mano por un paisaje emocional con el que muchos vamos a conectar: el final inevitable de algo que fue muy lindo y demasiado bueno, pero que por algo simplemente no pudo durar.
Desde un inicio la canción nos impresiona con sus guitarras melódicas y su base pausada pero firme, representando perfecto el pulso de una emoción que no se quiere ir. Existe una calma densa en la instrumentación, como si la canción nos ayudará a respirar hondo y a prepararnos para dejar ir, en donde la melodía nos ayudará como vehículo de transición hacia esa serenidad y libertad.
Será perfecta para aquellos momentos en donde lo único que necesitas y quieres es mirar por la ventana, dejarte llevar por tus pensamientos y sentimientos y atreverte a hacer las paces con lo que pudo ser pero no fue... Una canción tan poderosa que te recordará que lo que duele, transformado y aprovechado de la mejor manera, puede llegar a convertirse en una hermosa pieza de arte sonoro.
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