Esta canción es el claro ejemplo de cuando el soft rock se puede convertir en un refugio emocional y un espacio atemporal en donde se mezcla la intensidad contenida con guitarras melódicas y es expuesta por letras que no temen abordar emociones reales; siempre encontrando la manera de tocarnos el corazón sin necesidad de artificios.
Los acordes introductorios nos establecen en un tono íntimo pero lleno de fuerza, con una instrumentación suave que es liderada por ligeras cuerdas eléctricas y limpias, baterías suaves y como broche de oro, una voz llena de intensión que evoca una profunda atmósfera activa de calma y honestidad. Es la clase de canción que te alumbra y acompaña en espacios personales.
Es un tema honorable dentro del soft rock, inundado de sensibilidad tanto melódica como sentimental, ideal para crearnos una sensación de cercanía emocional; sin duda mientras más escuches esta balada, más conectado te sentirás y cada vez la disfrutarás más y mejor.
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