Un rico rock indie que nos recuerda la marea emocional que está en la belleza de soltar. Es una canción que nos abre espacio para la contemplación con una producción cinematográfica que te llegará a lo más profundo de tu espiritualidad. Ekachakra Prana la compuso en un momento de observación silenciosa frente al mar, especialmente de la imagen de las olas borrando huellas en la arena, lo cual funciona perfecto de una metáfora poderosa de la fragilidad de la vida material de cómo todo puede desvanecerse.
La canción comienza suave y meditativa, y se va construyendo hacia arriba orgánicamente con guitarras limpias, notas delicadas y una voz cercana que en conjunto se encargan de transmitirnos honestidad y brindarnos un espacio para que podamos encontrarnos dentro de la letra y/o melodía. Ningún elemento ni momento se siente forzado o excesivo; todo está perfectamente equilibrado.
Es un tema que se siente como una pausa necesaria en un mundo de puro ruido y velocidad; es un recordatorio de que está bien y bonito derrumbarse, siempre y cuando permitamos y busquemos reconstruirnos desde la verdad y con el corazón, y siempre con ritmo.
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