Este bien ejecutado cover, es una pieza cautivadora. Un claro ejemplo de que hay canciones que no necesitan gritar o -escucharse- tan fuerte para ser escuchadas, y sobre todo, para que impacten en el oyente.
Desde el primer momento en el que suena la guitarra acústica, sabemos que se viene un tema íntimo y envolvente; el público sentirá como si algo en el pecho se aflojará y los sentimientos retenidos comienzan a liberarse. Casi como si la canción te abriera la puerta a un recuerdo, a una conversación contigo mismo que llevas aplazando bastante tiempo.
Lo más impactante y llamativo de la pieza, es la voz de Dean Batten que se lleva por completo el protagonismo. Se siente cercana y sin filtro; con un tono cálido y comprensivo que más que impresionar, busca emocionar y llenar de sentimientos, y lo logra sin esfuerzo. Resulta imposible no conectar, que aunque la letra no conecte contigo al 100, la voz hará que la canción entre en tu ser y se quede contigo más tiempo de lo que esperas.
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