Ese sonido repetitivo al inicio me recordó mucho al de la
banda de Reino Unido, Travis, pues aunque se trata de una nota que está en
repetición constante, logra crear un ambiente sonoro nostálgico y un poco
juguetón a la vez. Y lo que me llama mucho la atención de esta propuesta musical
es su estilo introspectivo y melódico, sobre todo en este tema, en donde
también la guitarra y la batería juegan un papel importante para ir construyendo
un ambiente sonoro reflexivo.
A partir del minuto 2:40 la voz deja de ser protagonista
para que los demás instrumentos brillen solos, ahora ellos se liberan de estar
contenidos. La guitarra habla con fuerza y la batería golpea cada una de sus
partes en un ritmo repetitivo, pero que se une a esta conversación entre la
guitarra y nosotros en esta atmósfera en donde, aunque aumentó el volumen de
los instrumentos, se logró crear un ambiente de intimidad y seguridad, porque
no hay caos, sino una música bien organizada que sí toca fibras.
¡La guitarra en esta canción dice todo lo que no está en palabras!
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