La canción Rollerbird de Astara Black se escucha con lo oídos pero la sentiremos hasta en la piel. Inspirada por los enigmáticos "roller pigeons", unas aves criadas para caer en picada durante el vuelo, la canción transforma este fenómeno en una poderosa metáfora sobre la fragilidad humana, la resiliencia y la belleza de caer.
Con una composición cinematográfica, el tema combina el indie rock y el pop ensoñador dentro de texturas ricas y expansivas. Las guitarras se expanden y se alzan como alas, mientras la líneas melódicas simples e hipnóticas, marcan el ritmo de una inquietud interna: el deseo de volar, aún sabiendo que podrías caer; esa valentía recuperada.
El mensaje es poético y conmovedor, narrado dentro de un viaje emocional en donde se refleja la historia de Astara; el derrumbarse, el ser vulnerable pero así volver a levantarse como una versión más fuerte y libre. Es una canción sobre el riesgo y el amor, así como de la capacidad de renacer, incluso cuando todo parece muy lejos o de plano perdido.
Recuerda que siempre puedes elegir extender tus alas, y volar...
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