Con esta canción, el artista Sweet Meg nos regala una pieza íntima y emocionalmente poderosa que enmarca la lucha silenciosa de cuando tenemos que seguir adelante cuando el peso de nuestro al rededor parece insoportable. Encapsulada en el género contemporáneo adulto, el tema es una balada lenta y sincera que nos invita a la pausa, a rendirnos momentáneamente no por la derrite, sino como una forma de sanación.
La letra, tan delicadamente personal, surge de un momento de agotamiento real: dormirse en el coche después de un concierto, bajo el ritmo implacable de la ciudad. A partir de aquella vivencia, el volante ahora se transforma en una clase de metáfora de tiempo, de lucha y de redención ante la necesidad de pedir ayuda.
La canción es un recordatorio de que no siempre tenemos que enfrentar la vida solos; Head on the Wheel es como un empujón que nos saca del cansancio y nos recuerda que estar bien dejarnos caer, siempre y cuando haya voluntad de levantarse.
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