En esta ocasión, Liam Horse combina su voz rasposa y moderna con una lírica afilada que sangra verdad pura. Lo que empieza como una balada de alt country con destellos de rock, de un momento a otro, se convierte en una densa crítica poética y desgarradora de una figura femenina marcada por el exceso, la exposición digital y la búsqueda inalcanzable en un mundo donde parece ya solo importar las apariencias en el mundo no real.
Con imágenes tanto bellas como brutales, la canción retrata a una mujer magnética, rota y adictiva, que se ha convertido en un símbolo de esta época social: poderosa en apariencia, pero emocionalmente al borde del colapso. Aquí no se juzga pero tampoco se deja ir tan fácil; es una narrativa que duele por su honestidad.
La vibra de esta pieza es árida y cinematográfica, con tintes del country clásico y toques rockeros oscuros, lo cual acompaña perfectamente la tensión emocional que trae la letra. Prepárate para una música que te incomodara y te fascinará, al mismo tiempo y al mismo nivel.
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