Esta canción es una mirada a los espejismos del amor y la identidad tras la tormenta. En este sencillo, Ana Luna continúa expandiendo su universo sonoro con una pieza de indie rock eternal y emocionalmente compleja.
A través de una producción cinematográfica, la canción profundiza en la bruma que queda tras una ruptura, de cuando el recuerdo comienza a desdibujarse y lo que alguna vez pareció amor empieza a revelar sus trazos más turbios.
Guiada por su voz hipnótica y un insisto poético, Ana reflexiona sobre un romance que se sintió tan real como ilusorio. Frases como “A caged romance I dance in a trance” enmarcan el dilema de haberse perdido dentro de una relación intensa, casi embriagadora, que al final deja cicatrices duraderas pero sutiles.
Es una canción que se siente como un exorcismo emocional en forma de canción. Es un nuevo hito en el catálogo transgredir de un artista en plena evolución.
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