Una deliciosa canción folk indie que funciona como una muestra brillante y ejemplar de cómo la simplicidad puede ser un increíble elemento para transmitir una emoción profunda; realmente se crea una balanza ideal y se obtiene una pieza preciosa.
Construida y sostenida casi por completo de simples acordes acústicos de guitarra, y en general una instrumentación sencillo, la composición crea un ambiente minimalista en donde cada elemento tiene su espacio y tiempo de brillo, profundidad y protagonismo: guitarras suaves que envuelven cálidamente en la melodía y se sienten como un susurro; una voz profunda e intencionada que hipnotiza y conmueve al público; tan rica que sientes que podrías escucharla y admirarla todo el tiempo.
Es un trabajo lindísimo que desde los primeros segundos puedes notar que fue pensado y creado desde el corazón; además Nicholas Podany comentó que su futura esposa tiene participación en ésta canción, dato que hace la canción mil veces más especial y es más sencillo conectar y llegar a atesorar ésta entrega.
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