Haimes no titubeó para darnos una excelente entrega de una preciosa balada folk con una honestidad desarmante; a través de un enfoque crudo e íntimo el artista se atreve a narrar un tema que actualmente sigue siendo un tabú: el silencio por el que los hombres muchas veces transitan sus sentimientos, en especial, el dolor. La canción se siente como un retrato sentimental del estigma alrededor de la salud mental y la continua represión que esto representa, enfocado principalmente a lo masculino.
La atmósfera se percibe densa pero delicada desde los primeros compases. Escuchamos una viola melancólica y profunda que puede interpretarse como un eco personal, mientras que la voz sincera, intensa y rica del artista, complementa lo emocional de la pista; la guitarra acústica funciona como un susurro que aporta serenidad e importancia a la balada. La composición musical pausada permite que el silencio entre notas aporte sensiblemente cierto impacto, tal y como lo hacen las palabras.
Es una canción necesaria de escuchar y aunque no es fácil, la sensación final con la que te deja, vale totalmente la pena. ¡Qué increíble transformar el dolor en arte!
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