Nos encontramos con una maravilla del indie rock contemporáneo que logra algo poco común y que es difícil de lograr: conmover profundamente sin la necesidad de demasiadas palabras y una extensión significativa. Se siente más como una experiencia auditiva que como una simple canción.
La estructura es minimalista y bastante sencilla, pero esto no representa un problema para impactar de la mejor manera no solo a los seguidores de este estilo musical, sino también a cualquiera que por coincidencia (o no) se encuentre con ésta magnífica pieza.
Aquí lo que destaca es el protagonismo y fuerza que se percibe de unas trompetas cálidas y resonantes, que se despliegan con una naturalidad que se siente casi angelical, lo que eleva totalmente cada momento de la canción; prácticamente se encargan de contruir y transmitir el mensaje no lírico que Kevin Rumley y sus vivencias buscan transmitir a partir del arte.
Una melodía única y un recordatorio original de que la música no necesita gritar o ser demasiado para que sea escuchada y recordada. El tema se quedará contigo durante muchísimo tiempo, y no sólo mientras lo escuches.
0 Comments