¿Buscabas una canción sutil y conmovedora, para escuchar en momentos de serenidad emocional o simplemente sentir nuevamente que la música te entiende?
Jess Kerber nuevamente nos demuestra lo bueno que es el indie folk y junto con su increíble voz nos regala una ejecución suave, melancólica emocionante e íntima, la cual nos ayuda adentrarnos en una sensación de adoración.
La guitarra acústica se nos presenta como co protagonista, creando y envolviéndonos en una atmósfera de calma, reflexión y anhelo; mientras que la vocalización etérea de Kerber, se mezcla a la perfección con los instrumentos, creando así una experiencia por completo emotiva cada vez que escuchamos ésta tierna canción. Sin llegar a ser una pieza dramática, se supo fusionar lo lírico con lo instrumental para así lograr esta simple, pura y sincera canción; algo que la mayoría de veces los oyentes buscan: algo con qué conectar de manera sencilla pero bastante profunda.
Sin duda alguna, escuchar esta canción y a Jess Kerber en general, es sinónimo de garantía en todos los aspectos.
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