Esta es una canción que te invitará a mirar de frente a tu desastre personal, a ese lado de ti que no muestras ni en fotos. Gracias a un folk áspero, confesional, emocionante y brutal, la artista detrás de eggcorn nos muestra y secciona su propia imperfección con una honestidad respetable y que impacta a todo el público una vez que entendemos su peculiar vibra.
La canción, con su primeras palabras “I’m an asshole; I’m a bitch” se siente como una bofetada de bienvenida que nos toma por sorpresa pero nos hace permanecer firme durante toda la canción. Aquí no hay metáforas difíciles ni versos adornados, aquí sólo existe la narración cruda y real. Lo que fue en su momento un momento de catarsis, ahora podemos apreciarlo como una exploración sonora a la incomodidad que hay en la dualidad humana.
La producción instrumental buscó mantenerse cerca de la realidad, aunque tampoco se le prohíbe a la canción explotar en una especie de redención desesperada, que sin duda libera cualquier opresión que esté sintiendo el oyente durante al menos, unos minutos.
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