Dorian Balis decidió darle una segunda vida a ésta canción para hacernos sentirla de otra manera, y lo logró a la perfección. Este nuevo remix de synthpop lento, basada en una de sus piezas más populares, es un buen ejemplo de cómo una canción puede y debe evolucionar sin perder su esencia, adoptando nuevos matices que la vuelven aún más contenida.
En vez de apostar por el típico golpe de energía del clásico pop bailable, ésta nueva entrega se va por el camino de una cadencia pausada, elegante y emocional, en donde los sintetizadores suaves y etéreos, se elevan en un ritmo envolventes que crean un ritmo ideal para una coreografía lenta o algún momento íntimo. Es una muestra de que un baile no siempre necesita velocidad, sino que con la intención se puede lograr algo maravilloso.
Cada capa de la canción, y los cambios sutiles de dinamismo, se nota pensada para crear una atmósfera inmersiva, en donde terminaremos con mucha introspección y reflexión, pero también con un rush de energía que nos hará tenerla en loop para sentir su melodía suave y vibrante por más tiempo.
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