Una canción ideal para esos momentos en los que sientes que ya es mejor reír (o cantar) para ya no llorar. Es una pieza bastante peculiar porque nos narra de manera satírica y con una pegadiza base pop, acerca de la inseguridad masculina disfrazada de una incómoda "masculinidad".
Desde el inicio, la voz principal, al ser masculina, da la metáfora del "hombre de verdad", que es frío, dominante, hiperracional y super seguro de que es dueño del mundo. Sin embargo, el tema, en lugar de continuar con éste enaltecimiento, más bien lo describe con ironía y acidez, lo que sirve para expresar y evidenciar la realidad de la fragilidad y absurdez sobre esas características impuestas socialmente de la masculinidad.
Una mezcla de sintetizadores oscuros, percusiones limpias y beats poderosos pero relajados que mantendrán la tensión narrativa y de los instrumentos en el punto perfecto para que sea una experiencia deliciosa; siendo una producción perfecta en donde lograron disfrazar de una pegadiza canción pop a una necesaria reflexión acerca de la inteligencia emocional y comportamiento social, sobre todo enfocado a un grupo masculino.
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